Surgen los DINKIS
(Por: Magdalena Llavona Sordo, Colaboradora de Mujer Nueva, 2006-02-27)
En la sociedad europea actual ha surgido un nuevo estilo de convivencia: los dinkis. Un estudio hecho por la multinacional de investigación social Millward Brown nos dice:
“El perfil ‘dinki’, término que agrupa las siglas inglesas Double Income No Kids, son dos personas jóvenes (hombre y mujer) que conviven sin hijos, con edades de entre 25 y 40 años, que cuentan con un alto nivel económico, son más ambiciosos profesionalmente, consumen más tecnología y cultura, navegan el doble por Internet, viajan más, comparten las labores del hogar y rinden culto al cuerpo. Estas parejas disfrutan además de un buen nivel económico y tienen un perfil consumista. Son un 50% más ambicioso profesionalmente que el resto de la población. En relación a la familia tradicional, estas nuevas parejas compran el doble de libros y música. Los 'dinkis' viajan un 78% más que el resto de la población y eligen en más ocasiones lugares nuevos. En relación a la comida tienen un perfil de gourmets y han probado la comida exótica el doble de veces que el resto de la población. En relación al hogar, la mayoría de 'dinkis' vive de alquiler, lo que supone un 73% más que el resto de la población. Sus hogares son minimalistas, abiertos, luminosos, con muebles funcionales y equipamientos deportivos.”
Y no es que esto sea la gran novedad, habrá habido en todas las épocas parejas que optaran por un estilo de vida similar, por diversas razones que no hemos de juzgar. Lo que invita a la reflexión es que en los tiempos que corren se esté dando cada vez más y, sobretodo, que esté marcando una tendencia, que tenga un nombre, que ya no sea un fenómeno aislado que algunos elegían sino que sea un modelo a seguir deseable, una meta digna.
Esta sociedad nuestra que vive uno de los momentos más prósperos de su historia, con una esperanza de vida más larga, sana y joven que antes, como nunca de igualitaria, con acceso a la educación, a la comunicación y a tecnologías que hacen la vida más confortable; parece que responde a la inversa de lo que esperaríamos y que ahora que es cuando más tiene y cuanto más recibe es cuando menos quiere dar.
Desde luego que el modelo es atractivo: prolongar la juventud, conocer sitios lejanos, estabilizarse profesionalmente, disfrutar del dinero que se ha hecho trabajando, descansar durante las vacaciones; todas las cosas que no serían totalmente posibles de comprometerse y fundar una familia.
Sin embargo las razones son más profundas que todo esto. Dice Juan Manuel de Prada: “Los pueblos que dimiten de la procreación son pueblos que han perdido la fe en el futuro. El suicidio demográfico, ese «arrebato de automutilación» (Solzhenitsyn) que está minando la vitalidad europea, delata la crisis de una forma de civilización. Falta una esperanza que dé sentido a nuestra vida y a nuestra historia. La debilitación del concepto de familia, el ombliguismo existencial, el egoísmo parasitario de las nuevas generaciones que postergan o declinan la oportunidad de reproducirse no son sino síntomas de esa crisis.”
Hemos de ver el fenómeno dinki como una ocasión para reflexionar como sociedad y, sobretodo, individualmente ya que es el resultado de una sociedad decadente, desencantada y sin esperanza. De una sociedad narcisista que solo tiene capacidad de contemplarse a sí misma, que no conoce lo que es el amor completo que implica una entrega y un compromiso totales e incondicionales, que al renunciar a perpetuarse en otros demuestra que no contempla un futuro sino sólo el aquí y el ahora, de una sociedad que ha perdido, de momento, el norte del destino al que está llamada. Siempre es momento de recuperar el norte.